"La evolución de los seres vivos, definida por Charles Darwin hace un siglo y medio como ‘descendencia con modificación’, es el principio unificador de la biología. Sin el concepto de evolución, zoólogos, botánicos, paleontólogos, embriólogos, ecólogos y genetistas trabajarían aisladamente. El conocimiento de la evolución como un hecho — y no simplemente como una teoría — ha sido fundamental en la historia de la biología, constituyendo una revolución científica que incluso se extendió hacia otros campos del saber humano, como la astronomía, la antropología, la historia, la sociología y la economía, pudiéndose llegar a afirmar que no existen disciplinas científicas, actitudes humanas ni poderes institucionales que no hayan sido afectados por las ideas que Darwin propuso en 1859 en El origen de las especies. En 1910, el filósofo John Dewey llegó a afirmar que Darwin transformó la lógica misma del pensamiento occidental, al cuestionar razonamientos teleológicos e introducir la noción de cambio evolutivo.
Los estudios evolutivos pueden organizarse en dos campos básicos. Por un lado, tenemos el estudio de los procesos que han conducido a la aparición de nuevas formas de vida, y por otro, el estudio de los patrones de la biodiversidad, es decir el resultado de la evolución. Genetistas, fisiólogos y ecólogos de poblaciones, entre otros, se dedican a estudiar los procesos evolutivos. Taxónomos, biogeógrafos, paleontólogos y embriólogos, entre otros, analizan los patrones de la biodiversidad.
A partir de la publicación del El origen de las especies, el estudio de los procesos evolutivos ha ocupado a un buen número de biólogos. El estudio de los patrones de la biodiversidad, sin embargo, habría de esperar un siglo más para comenzar a desarrollarse con mayor intensidad, a través de la sistemática filogenética, propuesta por el entomólogo alemán Willi Hennig en 1950, y la panbiogeografía, propuesta por el botánico italiano Léon Croizat en 1964.
Mi objetivo es presentar una breve introducción al estudio de los patrones de la biodiversidad, a través de las herramientas brindadas por la sistemática, la biogeografía y la evolución. Intento mostrar cómo el lenguaje común de la sistemática filogenética, la panbiogeografía y la biogeografía cladística es — parafraseando a Gregory Bateson (1980)— la «pauta que conecta» a estas disciplinas. La obra está dirigida básicamente a estudiantes de grado de las materias Sistemática, Biogeografía y Evolución.
Agradezco a Ana Barahona, Adrián Fortino, Isolda Luna, Layla Michán, Adolfo Navarro, Adrián Nieto y Edna Suárez por la lectura crítica del manuscrito y sus útiles sugerencias. Asimismo, agradezco a Adrián Fortino por el diseño gráfico del libro. La publicación de esta obra fue posible gracias al apoyo económico del proyecto PAPIME-MI208199 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)." (Juan José Morrone Lupi)
Apreciem sem moderação.
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